viernes, 12 de octubre de 2018

Una simple carta...

Amado mío...


                   En este atardecer tan brillante,cuándo el sol aún recorre lentamente las últimas horas de vida, mi mente, es un camino sin regreso, vuelve a tener junto a mí tus rincones mansos.


                   Aquellos que alguna vez hace ya tanto, me ofrecieron el amor latiendo y buscando el mío que a tu encuentro corrió ligero.


                  La vida jugó con nosotros, haciéndonos vibrar en cada momento. De su árbol nació la prolongación de nuestros sueños. Nuestra obra, las hijas que engendramos, el mayor trofeo nos ofreció los sabores del éxito.



                    Hoy te escribo estas líneas para darte otra vez mi más ardiente beso, vivo en el calor de la ternura que te profeso. No sé donde te hallaras, espero que siempre cerca mío, guardándome celoso de mis actos.


                     Te imagino como mi ángel de la guarda y eso me trae la suficiente tranquilidad de espíritu como para poder llevar esta pesada carga, la falta de tu presencia física.



                   Amor, sublime compañero de mi vida, otro día ha pasado, por eso mi corazón, a pesar de su tristeza se prepara para el reencuentro.



                       Los días transcurridos retornan como espejos dónde hallo la recompensa para continuar, rememoro en silencio nuestras horas, éste tu sillón preferido, frente a la ventana de nuestro dormitorio.



                     Recordás lo feliz que me sentía por ver toda la ciudad desde nuestro cielo?




                    Ternura de  mi corazón, payo querido, te dejo, oigo ruido , alboroto, son los nietos. No olvides que te necesito tanto que creo que adelantaré el viaje.


                      Te extraño, te ama tuya....



                                                                      María Luisa.-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario