Oscar
Esta carta -no sé si me ganará el éxtasis o la agonía- está dirigida a vos y a mi. Pretendo hacer nuestro retrato, escribirme mientras te escribo, ya que no te concibo fuera de mi oración. No sé como seguir , no sé si debo usar tinta o sangre, no sé si debo llorar resignada o gritar de impotencia.
Fue en Octubre de 1989, cuándo te entregué mi primer poema, como recordarás, no ha sido el único. Por supuesto hemos hecho mejores versos juntos, amándonos hasta consumirnos en nosotros mismos.
La primera vez que noté que me quebrabas fue cuándo te mudaste de Solís. Me asusté, parecías otro, Volvió a suceder en la Navidad del año 1990, pero tu llanto perdonó el agravio.
Luego vino un tiempo en que me sentí desatendida, parecías no necesitarme y cada viaje puso más distancia.
Mejor sería que dejaras de escribir, pues siento que esto no tiene argumento.
Tal vez lo único que puedo agregar es que el año pasado que tanto nos maltrató al llegar a situaciones límites. o por observación, no lo sé. cometí el mayor desacierto, entrar en la galería de tus pensamientos, entenderte, conocerte.
Te hice varias propuestas, pero cada vez que te ibas, quedaba hundida. No sé aún cómo pude haber llevado a cabo muchas cosas. en el marasmo que esos días me imponían.
Allí cometí el otro error, el otro camino equivocado...conocerme...entenderme.
Hoy, 26 de Enero de 1992, estoy sentada escribiéndote y escribiéndome para decirnos que si para algo sirvieron los distanciamientos y la fuerza de voluntad para querer-yo-cambiar las cosas. es para darme cuenta de que es inútil.
Te quiero por encima de mis obsesiones y necesidades, de tus búsquedas compulsivas como seductor de nuevos amores, en una recurrencia constante, a veces velada, hasta para vos.
Es terrible, porque nuestras falencias pegan en paredes sin puertas que tienen un sólo lado, el otro es un abismo.
Te quiero.
Cata.
Pd Abracé el hueco de tu lugar en la cama.
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