domingo, 23 de junio de 2019

Carta.-Matilde Carranza.-

Matilde



Me atraen los teléfonos y los odio a la vez. Qué lindo sería trasponer la distancia que nos separa para sentirte a mi lado y escuchar tu voz, próxima a mi oído.





Estoy desesperado, me voy, la empresa me manda nuevamente a Europa, veré de lejos nuestro amor. estoy confundido, sé que lo nuestro no puede ser.





¿Me creerás si te digo que desde el momento en que te ví quise ser tu amante? Tu proximidad me alteraba. Oír mi nombre pronunciado por vos me producía una sensación de turbación inesperada.





Matilde...creés vos también en el destino? Si no fuera así...qué hacíamos los dos, lejos de nuestra patria, a tantos kilómetros de nuestras vidas cotidianas y a tanta distancia de nuestras realidades? Vos con tu marido y tus hijos, y yo soltero y libre. La casualidad no existe, nuestro amor estaba predestinado.




No sé en qué momento comencé a amarte, tal vez en las interminables charlas de café, en las que dimos vuelta el mundo indagando en nuestra intimidad. O tal vez. cuándo nos descubrimos en cada beso apurado, en cualquier rincón solitario. Más de una estatua giró la cabeza para no invadir nuestra privacidad, envidiando nuestra ternura.





Siento un profundo dolor y una tremenda frustración al no poder cambiar el curso de las cosas. Me conmueve la sensación de ser un chiquilín queriendo tocar la luna.





No quiero perderte, me siento orgulloso de caminar con vos del brazo por la calle. Sólo sé que únicamente el amor cuenta y el mío bastará para protegerte y abrigarte.





Estiro mi mano hasta apretar la tuya y pedirte así, que encuentres un pequeño lugar en tu vida para mí.


                                                       

                                                                                                    Joaquín.

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