Yendo por la rambla, con el mar a mi derecha.
El mar agitado por los mismos vientos
que me hacían tambalear de lo fuertes
El mar de siempre, extraño,
una imagen tuya y yo
un cenáculo de perfectos desconocidos.
En eso me encontraba,
costeando una duda,
descifrando un hábitat
cuándo se me reveló de pronto
mi gran capacidad de ceñir
a la naturaleza en los poemas.
Así que de todo aquéllo que cavilé
por kilómetros de camino
y que quisiera poder incluir ahora
( tendencias de la noche, silbidos, apenas audibles.
reflejos de luces en la luz, siluetas de la arena
berrinches de aves indóminas...)
me quedó la imagen de un hombre acodado
sobre la propia nada de su lenguaje.
-tan parecida a aquél piedrerío enorme-
pensando en cómo sería el final
antes de regresar, muerto de frío,
a su casa veraniega.
Espero que les hayan sido de su agrado y que hayan podido disfrutar de estos poemas del autor.-Nos vemos en una próxima entrada al blog !!!!
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