domingo, 4 de octubre de 2020

Carta.-María Cristina Fervier.-

 Amor mío





 Te escribo co verde tinta, color de esperanza y con el sabor de la ausencia.



Perdón por mis desatinos. Perdón por mis equivocaciones. Perdón por haberte herido. Mansa y humildemente, te pido por favor perdóname.

Vengo a darte la razón, no podías seguirme en mis desequilibrios, ni mucho menos entenderme. Era como estar en la cuerda floja, moverte en arenas movedizas, cuando era necesario pisar tierra firme.

Pero mis desequilibrios tenían su razón de ser. Fueron muchos años de sufrimiento que encallecieron al corazón, cuando nos encontramos me hallaba al borde de mis fuerzas, sobrevino luego la muerte de mi madre sumando un nuevo adiós y dolor, tuve que reacomodar mi vida, aprender a vivir de un modo diferente. Un proceso de cambio, que como todos, requiere su tiempo de maduración, sus ajustes, su adaptación y la aceptación de la realidad.

Estaba llena de miedos, de dudas, intentando salir adelante. Vos apareciste en medio de toda esa confusión ofreciéndome una ilusión. Tuve miedo al espejismo de creer y al desengaño.Pude aferrarme a vos como una tabla de salvación pero tuve miedo de estar usándote y fundalmentalmente tuve miedo de que estuvieras jugando conmigo.

En medio de mi confusión y desequilibrio nacían las contradicciones, magnifiqué las cosas, les dí otro sentido, vi fantasmas donde no los había. Me sentí como un animalito acorralado y me defendí como pude.

Hubiera sido más fácil usar el poder de seducción, pero no conozco sus armas ni las d ela conquista, no soy seductora, mi conquistadora, ni aventurera...te ofrecí en cambio, mi confusa sinceridad.

Hoy a la distancia, habiendo transcurrido el tiempo, con el silencio por compañero, más serena, puedo ver con claridad, analizar los hechos.

En todo este tiempo me has acompañado. Me siguió tu mirada, Alguien que mira como vos me has mirado, no podía estar jugando.

Alguien que besó como vos me besaste, no mentía,

Tus besos fuego están grabados en mí y el calor de tu abrazo me acompaña.

Te dije que quería conocerte más para descubrir tus valores.

Hoy a la distancia y en la ausencia, te descubro como un hombre auténtico, un hombre con mayúscula. Qué mayor mérito que ser un hombre noble ?

Enseguecida no lo supe apreciar en su momento. Lo he descubierto quizá cuando ya es tarde, de todos modos considero importante que lo sepas.

Si aún estás solo, si aún lo deseas, si consideras que vale la pena, me gustaría que fuese tu mano la que me llevara y me enseñara a vivir.

Te dejo un beso 


                                                                                                       Tuya

                                                                                                        Tu dulce niña.











No hay comentarios.:

Publicar un comentario