viernes, 8 de marzo de 2019

Carta.-Lidia María del Carmen Rebollo de Aubone.-

Queridas Sol, Julieta y Yamile





                    Entre nosotras hay una larga, larga historia de cartitas, dibujos, tarjetas, mensajes que son como...pajaritas de colores.


                     
¿Cómo escribir una carta para las tres, si las tres son tan diferentes?Pero las tres saben que soy muchas y una abuela a la vez,




Soy abuela del mimo y la nana, soy la que fabrica burbujas desde el ventanal cuando llueve, soy la que cuenta cuentos o inventa poesías. Soy la abuela un poco loca que se disfraza en las fiestas del jardín.La que toca la campana en las Nochebuenas y esconde los huevitos pintados en la Pascua. Soy como el viento cuándo en el parque me hamaco con ustedes o soy esa que se viste de visita y juega a la señora.




Tal vez...sea también esa abuela seria que a veces dice basta !Esto es así ! En suma....soy mil abuelas para tres nietas, a cada una escucho, a cada una mimo y sé que cada una viene a mí en busca de esa palabra que suena a magia cuando el amor la pronuncia...Abuela !porque detrás de la palabra estoy yo,yo que hablo el idioma de las tres, yo que siempre les digo que me guarden en una cajita con fósforos-como la del poema-y cuando se sientan algún día solas, aburridas, tal vez tristes, enciendan un fosforito que la abuela desde la llama las iluminará, pero no olviden que hay una luz más brillante que deben mantener siempre encendidas...es la luz del espíritu.




Tienen que aprender a dar para poder recibir, ese acto nace del corazón. No se olviden de dar las gracias a Dios, de mantener la fe para poder luchar. Guarden las nanas que yo les canto para cantarlas a sus hijos, conserven siempre frescas las flores que juntas plantamos, guarden esa muñeca que hoy duerme mimosa con ustedes, el viejo libro de cuentos,el sonajero celeste, el traje de bautismo y la cuna blanca que un día compró mi abuela y que viajó de casa en casa hasta llegar a la de ustedes,  



Una familia sin recuerdos no tiene historia. Cuando jugamos a la casita yo les digo que hay otra casa que no está hecha de puertas y ventanas y que vale mucho, mucho, porque una casa se forma con el alma de la gente que la habita, esa es la casa que más deben guardar.



Muchas otras cosas podría decirles esta abuela que tanto las ama pero...el tiempo voló y escribiendo esta carta ustedes se han quedado dormidas. Ya llega papi, el papi de las tres y las lleva, a mí...se me acaba la magia, se me apaga la noche.



Silencio.La risa se ha dormido y el garabato de la ternura quedó suspendido, hasta mañana...mañana jugaremos...






                                                                            Abuela Chichita.-




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