sábado, 26 de enero de 2019

A ti. Irma Haydee Pereyra.-

Sentado junto al fuego que alimenta mi alma, a la hora del crepúsculo, cuando se une toda la Naturaleza, cuando el horizonte lejano se acerca a su fuego abrasador, cuando se encuentran la luna y el sol en una cita imposible. escribo estas líneas de amor.



A ti, niña morena, hechicera, doncella de ébano, cimbreada de danzas eróticas, diosa del calor ecuatorial, de dientes perfectos, embrión de la sonrisa que invita al placer.


A ti, niña de transparente blancura, de cabellos del color del pan en mi mesa de hombre solitario, sediento de tus labios virgenes con sabor a frambuesa salvaje de las campiñas, ojos del color de manso río que invita a sumergirse en ellos.


A ti, geisha, dueña del sol de Oriente, ese que nace en tus amaneceres velando el misterio de lo prohibido. De ojos oblicuos como si hubieran nacido entornados para que no penetren, en tu alma pura, los pecados carnales del hombre.


Y a ti, sueño de mis noches, pasión de mis desvelos, amor intangible que retiene mi manos, figura incorpórea que ciega mis ojos . A ti, llama de mis inviernos, oasis de mis veranos, esta pasión que desangra mis venas haciendo más lenta mi muerte.




                                                                               Una sombra-

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