En la nota de uno de sus libros, Gonzalo escribe...
"Algunos de los poemas más primitivos que componen este libro no fueron incluídos en mi primer libro de 2007.
Otros fueron escritos en Europa en los meses que estuve viviendo allá entre fines de 2008 y principios de 2009.El resto son ya muy recientes y algunos todavía los sigo escribiendo(....)
Señalo esto porque siendo tan diverso, o si se quiere dispar lo escrito, así como el uso del lenguaje, los mecanismos. y las formas empleadas, al momento de reunir el material como libro-objeto me pareció incluso ridículo buscar dar un orden a todo ese enjambre ahora plasmado...ni temático, ni cronológico ni ninguno. A mi entender carece de sentido.
No soy ordenado en absoluto, ni tampoco lo que se dice constante como para lograr una unidad o una,llamémosle coherencia, y siendo sincero, como lector, mayoritariamente no las prefiero.
Ahora que algunos años pasaron desde que inicié este recorrido. quizá la única constancia que haya adquirido en mi vida de la que pueda sentirme orgulloso sea la de escribir bajo el orden de la poesía. Este libro es prueba de ello, y ello lo único que me interesa.(....)
Esta publicación me supone una grata impresión de libertad, que disfruto y que sé momentánea,hasta que el más inusitado de los instantes vuela la poesía con su boleto de embarque(...)"
A continuación, un poema de Gonzalo.....
Barrio de Belgrano.
Para vos viejo barrio compadre,
que me viste jugar de muchacho
y guardas en tus calles estrechas
mil recuerdos sagrados.
Victor Soliño.
Es interesante verlo ahora
en su perspectiva expansionista
partiendo costosamente del caserón de tejas
que a cualquiera cuesta imaginar
comprometido en le contagio
a sus pares aledaños.
Singular, autosuficiente, distinguido.
se hace lugar codeando como un niño pródigo y terco,
se aísla personal, multifacético
Detiene el trajín de una tarde y la absorbe,
la recubre en sus plazas y arboledas.
la hace suya en cada vértice empedrado
o ya vidrioso de estos tiempos.
Desde el Bajo al R
las vías del tren delinean su cintura todavía.
y no obstante la inclemencia del progreso
arriesga su deidad,
él
se
columpia
indiferente.
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